Translate

miércoles, 17 de octubre de 2012

Alegoría de la caverna



La verdad, no entiendo nada.
Intentar comprender al ser humano es indignante.
Uno podría pensar que si uno aprende, investiga, lee, observa, analiza, critica, estudia; debería empezar a entender un poco mas. En mi caso es todo lo contrario: cuánto mas sé, menos entiendo y mas me indigno.
Quisiera decir basta y aceptar las sombras en la pared de la caverna que todos estamos condenados a ver, pero lamentablemente es un viaje sin retorno, porque ese saber implica ser conciente de lo maravilloso que es ahí afuera, de lo inmenso, de lo inimaginable, del potencial que nos espera si todos tenemos la capacidad de soltar estas cadenas que nosotros mismos nos hemos puesto que nos retienen y permitimos y ayudamos a que todos puedan soltarse.
Me indigna el pensar que la gran mayoría acepte las tristes y grises sombras de nuestra realidad actual, del mundo en que vivimos. Tan acostumbrada está la mayoría, que incluso muchos se esfuerzan para que a nadie (incluidos ellos mismos) se le ocurra ni siquiera sospechar de que otra realidad podría ser posible, con tanto éxito que incluso esa mayoría ha perdido la capacidad de cuestionar, cuestionarse y hacer algo para eso cambie. Es triste ver como incluso la alegoría de la caverna es tan precisa que hay personas que se violentan o hasta llegan a matar si alguien les habla de esa otra realidad que podría llegar a derrumbar todo lo que creen y a modificar esa escala de valores tan distorcionada en que la mayoría vive hoy.
Por momentos soy optimista, porque sé que hay otros como yo que trabajan para buscar la manera de reactivar esta capacidad innata que tiene el ser humano por intentar aprender, entender evolucionar y crecer, que es en realidad la mas poderosa de nuestras capacidades y que tan adormecida y atontada está en el mundo de hoy.
Pero otras veces, cuando veo a la gente en discusiones infructuosas que no son mas que pulseadas intelectuales para saber quién la tiene mas grande; cuando veo juicios, prejuicios y condenas; cuando veo la hipocrecía y el cinismo de izar banderas morales; cuando veo apatía y desinterés por el otro; cuando veo hambre, violencia, guerra y muerte; cuando veo el egoismo y la competencia desmedida; cuando veo el saqueo, la explotación y la destrucción de la tierra y de la humanidad; cuando escucho a aquellos que se creen conocedores de la verdad; ahí me doy cuenta lo lejos que estamos de soltarnos y ser libres verdaderamente; y me indigno; y me entristezco.

Y aquel que por casualidad lea esto y piense que lamentablemente el mundo es así; que la única alternativa es adaptarse a lo que hay; que los intereses de algunos impiden que el mundo sea un lugar mejor y no tenemos otra alternativa; que siente que para cambiar hay que ir en contra de algo o de alguien; que crea que las instituciones, los gobiernos, la ideologías, las leyes, las creencias son necesarias para organizar a la sociedad; que crea que hay gente buena y gente mala; que crea que hay víctimas y responsables; que prefiera cuidar su pequeño ranchito a trabajar para cuidarnos a todos; que crea que existe una naturaleza humana estática e invariable; que sienta que es libre... A ese le digo que lamentablemente todavía mira pasar las sombras en la pared y sigue reforzando sus cadenas y las de los demás. Porque si eso no fuese así, hoy estaría igual que yo y no entendería nada; y estaría tan indignado y triste como lo estoy yo. Y entonces, verdaderamente, tendríamos la capacidad de soltarnos y podríamos volver a mirar el sol y la luz que nos espera ahí afuera recuperando la libertad para buscar nuestro propio destino.

lunes, 9 de julio de 2012

Yo soy egoísta... y que


Tengo una teoría (o quizás sería mas correcto llamarla hipótesis) un tanto controversial que intentaré explicar de manera que no se malinterprete.
Definitivamente es complicado a veces, exponer ideas complejas evitando entrar en ambigüedades.
Espero que lxs lectorxs tengan la suficiente paciencia para intentar evaluar el concepto en su totalidad y no comiencen con un juicio de valor antes de tiempo.

Generalmente el egoísmo parecería ser el enemigo de cualquier intento por lograr una sociedad mejor, mas justa, mas sana, mas igualitaria. Todo aquel que lucha por ideales altruistas, mira al egoísta como su némesis e intenta atacarlo, demonizarlo y combatirlo. 

En un primer análisis, estos dos conceptos parecen absolutamente incompatibles, antagónicos; pero si los analizamos bien, hay una alternativa, no solo para evitar el conflicto que esto conlleva, sino que la única manera de solucionar esta supuesta incompatibilidad, es como dijimos en entradas anteriores, dejar de lado el juicio de valor. 
En esta conclusión, o mas bien hipótesis, el verdadero egoísmo resulta en un unificador y en una sociedad mas justa, mas sana e igualitaria.

Esta entrada está muy relacionada con conceptos expresados en entradas anteriores, por lo que puede que algunos se repitan.


Perseguir la satisfacción personal, el bienestar propio, la libertad y la individualidad es un motor fundamental en la vida de cada ser humano y en cierta medida se pueden considerar como conceptos egoístas, puesto que se ocupan fundamentalmente de darle un sentido y un objetivo únicamente a nuestra propia existencia. Es la necesidad de cada uno de nosotros. No tiene una connotación negativa en sí misma, es simplemente una realidad que compartimos todos.
Por supuesto que el egoísmo comienza a convertirse en una problemática cuando esa persecución o ese motor converge con los intereses o libertades ajenas y es allí en dónde se transforma en un conflicto inevitable. Nuestra sociedad básicamente se rige y se alimenta de éstos conflictos, propiciando la competencia y generándola.

Imaginemos una situación hipotética y algo surrealista para intentar graficar a lo que quiero llegar con todo ésto:

Hay un grupo de personas (pongámosle unas doscientas) con distintos intereses, creencias, ideologías, etc. Un espejo de nuestra sociedad global pero en pequeña escala, que han ido a una presentación del último modelo de un auto maravilloso, incomparable, increíble; que está lanzando la marca más prestigiosa del mundo. Todos tienen como común denominador que están absolutamente desesperados por ver semejante maravilla, todos sueñan con algún día poder poseer ese ejemplo de innovación e ingeniería, es uno de sus mayores y más fervorosos deseos.
Cuándo termina la presentación, ante los ojos maravillados de toda esta audiencia, porque han admirado y descubierto que el automóvil supera con creces todas sus expectativas, la marca anuncia que a la salida dispondrán cinco de estos maravillosos bienes, para que cualquiera de la audiencia pueda llevarse a sus casas absolutamente gratis, como una campaña de promoción. El problema es que no imponen ninguna otra regla, ni nada más. Los cinco autos están afuera con sus llaves puestas, esperando que alguien se suba para llevárselo, sin ninguna traba.

Analicemos entonces los posibles escenarios que se darían ante tal descabellada situación:

1- La desesperación y el deseo es tan grande que comienza un caos de violencia incomparable. Todos intentan llegar lo antes posible, golpeando, empujando, sin que importe absolutamente nada ni nadie. Seguramente los cinco acreedores de esos autos serán los más fuertes y rápidos, luego de haber controlado mediante la violencia al resto.
Esto es barbarie.

2- Si la gran mayoría quiere evitar el caos, deberán comenzar a determinar quienes se llevarán dichos autos. Aquí entonces comienza un caos diferente al anterior, pero caos al fin.
Comenzarán a aparecer distintos grupos que compartan ciertas ideologías, algunos por lo tanto propondrán por ejemplo compartir los autos una semana cada uno, para que todos puedan disfrutarlos aunque sea un poquito. Otros podrían proponer que cada uno exprese sus razones por las que se sienten merecedores de esos autos y que se decida por votación de todos. Otros podrían argumentar que los únicos merecedores son aquellos que hayan seguido la senda de Dios y quienes hayan hecho mas obras de bien. Otros podrían argumentar que los únicos que tienen derecho a llevárselo son aquellos que conocen muy bien de autos y de cómo conducirlos e intentarían decidirlo según quiénes son los mejores. Otros dirían que como los autos no son suficientes para todos, entonces nadie debería llevárselos... En fin, debido a que hay tanta variedad de creencias, valores, preconceptos, ideologías, comenzarían una batalla (intelectual o violenta, lo mismo dá) para establecer cuál prevalece y quienes se llevan los autos y quienes no.
Esto es nuestra "civilización".

A lo largo de la historia de nuestra humanidad hemos tenido estos dos escenarios, lo cierto es que con estos dos escenarios, sin importar si es justo o injusto, si es violento o pacífico, siempre hubo gente se ha quedado afuera de obtener y perseguir ese deseo y absolutamente siempre generó y genera conflictos, guerras, violencia y caos. Pero podemos traer aquí un nuevo escenario que nunca se ha probado, aunque es un concepto que comienza a tener lugar en nuestra sociedad y que ya es posible. Tenemos el concepto de escasez  tan arraigado que no nos detenemos nunca a pensar en otro escenario que no sea alguno de los dos anteriores. Una solución tan simple, que lo único que la detiene es porque asumimos que no existe otro escenario posible.
Si todos fueran verdaderamente egoístas (sin tomar como absolutos preconceptos ideológicos o subjetivos), deberían asegurar que todos tuvieran la posibilidad de obtener lo que quieren para evitar el conflicto de que alguien pueda arrebatárselo, cumpliendo no sólo su propio deseo, sino el de todos.
Si en vez de que existan sólo cinco autos entre doscientas personas, absolutamente todos pudiesen obtenerlo cuando quisieran, dónde quisieran, cómo quisieran; no sólo todos obtendrían el beneficio de cumplir su deseo de obtenerlo, sino que jamás aparecería ningún conflicto, por lo que el miedo a perderlo desaparecería por completo. Nadie tiene que perder su forma de pensar, su ideología, su individualidad, su independencia, su libertad, todo lo contrario, tendrían la tranquilidad de que nadie la ponga en peligro.
Eso es la "verdadera civilización".


Seamos verdaderamente egoístas, exijamos tener todo lo que deseamos tener y la libertad para elegir, porque el único camino para obtenerlo es asegurando que todos puedan también obtenerlo. Así no sólo podremos perseguir nuestros sueños, sino que nunca tendremos que enfrentarnos a ningún conflicto, ningún miedo...

Trabajemos para conseguirlo...

martes, 3 de julio de 2012

La verdadera sociedad



El verdadero trabajo:

“El trabajo es dignidad”. Se suele escuchar por ahí. Todos los logros individuales se acceden siempre que uno trabaje para alcanzarlos.
Todo el mundo, generalmente se considera apto para diferenciar entre un trabajo y un juego. El trabajo supuestamente es productivo y el juego es simplemente un divertimento.
Lamentablemente la gran mayoría de los trabajos del mundo moderno se han convertido en un juego absolutamente irresponsable, e ironicamente, aquellos trabajos verdaderamente productivos (aquellos dentro del sector primario de nuestra actual economía) se han convertido en los menos valorados o que menos redituables son, para aquellos que los ejercen. La economía implemendada hoy en día es en sí misma un juego irresponsable. El poder, los gobiernos, la justicia, la economía, las instituciones. Todos ellos son juegos y leyes creados por el hombre, de ideas subjetivas y parciales, que jamás tendrán aceptación universal puesto que siempre tendrán como meta, o bien regular las libertades y/u homogeneizar las individualidades; y esto inevitablemente nos genera conflictos.

En el mundo de hoy, el trabajo ya poco tiene que ver con la fuerza física o la verdadera productividad. Poco a poco herramientas construidas por nosotros mismos nos han permitido empezar a liberarnos de aquellas tareas que nos resultaban pesadas e incluso nos fueron permitiendo hacer cosas que antes nos resultaban imposibles. Y no sólo en el ámbito de las tareas que requerían esfuerzos físicos, sino también máquinas que permiten cálculos mas precisos a velocidades increibles, que evidentemente nos superan en capacidad. Por lo tanto el trabajo y su conceptualización ha ido cambiando con el tiempo.

Evidentemente para una sola persona, es imposible producir y trabajar por cada cosa que uno quiere y necesita, de ahí que naturalmente uno tenga que intercambiar su trabajo por algo que efectivamente le sirva para obtener aquello que no le es posible individualmente. Así entonces en el mundo de hoy, con cada trabajo uno obtiene cierto valor (determinado por reglas artificiales y a veces arbitrarias, creadas por el hombre) y con ese valor, uno tiene la posibilidad de usarlo para satisfacer y alcanzar aquello que quiere y necesite. Lamentablemente, la realidad nos muestra que este mecanismo no funciona para todos, por la característica artificial y limitada de las reglas que lo regulan, además de generar y perpetuar la desigualdad y la estratificación social. Por lo tanto, como vimos anteriormente, si algo no funciona para todos, inevitablemente nos lleva a conflictos. Inclusive aquellos que tienen la suerte de lograr acceder a lo que quieren, viven con miedo e inseguridad por los conflictos que se generan al impedir el acceso a todos por igual. Cometemos el error de creer que la única solución posible es modificar o alterar ese sistema artificial, pero jamás lo ponemos en duda, casi como si fuese una realidad inalterable, cuando simplemente es algo creado por el hombre (y por visiones limitadas y parciales).

Entonces, es hora de asumir las verdaderas responsabilidades, no la responsabilidad de aceptar ciegamente las leyes y los juegos del hombre. Venimos al mundo en un juego que nadie puede elegir, que es el juego de la vida y estamos regidos por leyes que no nos pertenecen y es nuestra responsabilidad de trabajar con ellas y asegurarnos que todos puedan cumplirlas.



Las verdaderas leyes y derechos:

Generalmente hay una creencia generalizada que una sociedad que no esté regulada por leyes creadas por el hombre nos llevaría al caos total, a nuestra destrucción. Es cuánto menos curioso aceptar esa creencia como verdad, cuando todas las criaturas sociales que no tienen la capacidad de razonamiento para establecer leyes artificiales, están siempre en un equilibrio que les permite su supervivencia.

Nuestra biología nos impone límites inquebrantables a nuestra libertad de elección. Cualquier decisión que vaya en contra de ella nos puede dejar fuera de ella. Por suerte ese mismo sistema de leyes nos provee un mecanismo de autopreservación que nos hace, generalmente, elegir aceptar sus leyes. Es el juego primordial de cada individuo, es el que nos permite ser parte de la vida y es nuestro fundamental derecho. Y no sólo eso, debido a nuestra característica social, que es una parte fundamental y necesaria en nuestra naturaleza, nos exige no sólo respetar el juego del otro, sino que es nuestra responsabilidad de asegurar que todos puedan jugarlo para asegurar nuestra especie. 
Quizás muchos podrían argumentar que no les importa el resto, por lo que no es su responsabilidad. Lamentablemente para aquel que saque esa conclusión, entonces siempre se enfrentará a conflictos, a miedos, al peligro, a la inseguridad que conlleva el no asumir esa responsabilidad y al impedir que eso se lleve a cabo.

Muchos tienden a simplificar el comportamiento humano al reducirlo unicamente al marco de nuestra supervivencia. Esto por supuesto genera argumentos válidos para justificar la competencia y el egoismo, algo denominado “La supervivencia del mas apto”. Esto puede ser cierto, y en cierta medida todos los tenemos en distintos grados, pero también hay muchísimas otras fuerzas que actúan en nuestro comportamiento, como por ejemplo la empatía o el afecto. Somos seres sociales, no creo que hoy alguien discuta este concepto, por lo tanto, no podemos ni debemos dejar de lado el análisis de la humanidad como un todo. La competencia en una especie está ligada a la supervivencia y es un mecanismo natural de regulación: si existe escasez aumenta, si existe abundancia se reduce. Asumir que es algo rígido e inalterable es erróneo y perjudicial. Nuestra especie llegó a un punto en el que ya no necesitaría competir para sobrevivir. Cualquiera que se ponga a investigar minimamente los logros científicos de los ultimos tiempos, se daría cuenta que tenemos la capacidad de generar abundancia para toda la humanidad, pero que no se lleva a cabo por el mismo y perjudicial sistema artificial que hemos creado para regularnos y controlarnos. Debemos dejar de una vez y para siempre la competencia para los juegos artificiales, nadie debería negarla ni controlarla, pero esos juegos no deben (ni pueden) perjudicar a otros. Juegos donde se pueda participar por verdadera elección y no por obligación o necesidad. Es absolutamente irreponsable y perjudicial seguir pensando que sólo necesitamos competir. Trabajemos entonces, en generar la abundancia que ya es posible con nuestras herramientas, nuestros recursos y nuestro conocimiento.
Si todos reconocemos que tenemos derechos y leyes que nos rigen que están dados por la naturaleza, hay que dejar de ser irresponsables y comenzar a cumplirlas. Aceptando y fomentando leyes y juegos artificiales que marginan, que generan conflicto, injusticia, corrupción, caos, guerras, violencia, destrucción ambiental y un sin fin de atrocidades, la realidad nos muestra que con estos sistemas jamás lograremos solucionar sostenidamente las problemáticas a las que nos enfrentamos.

Observemos cualquier sistema de la naturaleza que no haya estado perjudicado por la acción del hombre. Nadie puede negar el balance y el equilibrio al que están sugetos. Definitivamente algo pasa con el ser humano, porque esto evidentemente no se cumple. ¿No será justamente, ese afán por querer controlar y definir leyes artificiales, las causas de todo el caos al que nos vemos inmersos, lo que lo genera?. Después de todo, pese al que le pese, el ser humano es naturaleza, estamos inmersos en ella, nos valemos de ella y nos regimos con las mismas reglas.
No existen soluciones posibles, desde ningún punto de vista, que conspiren con estas leyes tanto medioambientales como las leyes biológicas individuales.
Generalmente todo adulto reconoce que llega un momento que debe asumir responsabilidades para poder construir la vida que desea. Entonces, basta de ser irresponsables, de jugar a los jueguitos y comencemos a trabajar de una vez

Seguimos menospreciando a la raza humana asumiendo que lo único que nos permite avanzar, que nos motiva, son sistemas artificiales de premio y castigo. Extrañamente las mas maravillosas expresiones, los mayores avances, los ejemplos mas inspiradores y maravillosos que se han producido, no tienen absolutamente nada que ver con este sistema, puede que ahora se hayan fundido dentro de este sistema, pero no es el verdadero motor. Podríamos nombrar muchísimas personas que han aportado valiosísimas contribuciones a la humanidad y que vivieron en condiciones precarias, subsistiendo, sin mayor premio mas que el aporte en sí. Si este sistema fuese verdaderamente universal no existiría por ejemplo el Open Source o cualquier otro proyecto que se ha desarrollado y se desarrolla con fines desinteresados, sólo por el hecho de aportar, de compartir, de ayudar o simplemente de disfrutar de nuestras capacidades. En todo caso, aquel que unicamente se sienta motivado por estos juegos de premios y castigos, que siga jugando, pero no se concibe que pueda impedir a la gente que quiere trabajar en serio.
Los sistemas de premio y castigo creados por el hombre son simples jueguitos, nada más. En todo caso, en el juego de la vida, el único premio es la vida plena, la felicidad y el único castigo es no poder perseguirla. Sentemos las bases para que verdaderamente todos tengamos la libertad y la capacidad de perseguirla, ese es nuestro verdadero trabajo. Dejemos de obligar a la mayoría a jugar a juegos imperfectos y arbitrarios donde su vida depende de ellos, aseguremos la libertad de que cada uno pueda elejir su juego.

Otro concepto absolutamente arraigado es el concepto del mal. Casi todo el mundo asume que siempre van a existir personas malas, el malvado hombre es inevitable, dicen. Esto quizás puede ser cierto, aunque definitivamente si observamos la naturaleza y los organismos que están en ellas, sin contar al hombre, ese concepto se desvanece.
Creer que el mal tiene algo así como identidad propia, es ignorar cómo ese concepto ha cambiado a lo largo de nuestra historia. Prácticas que hoy nos parecen atroces y absolutamente malvadas, tiempo atrás se consideraban normales, buenas y hasta se promovían.
Hay una hipocrecía generalizada que es absolutamente increible en el mundo de hoy. Generalmente la gran mayoría considera que matar es malo, pero permitimos guerras, permitimos y sostenemos sistemas que promueven desigualdades que generan violencia y muerte. Si todos asumen que matar es malo, entonces no se concibe bajo ningún pretexto el desarrollo de armas, máquinas de matar. Claro que si seguimos sosteniendo sistemas cada vez mas desiguales, cada vez mas restrictivos, mas arbitrarios, la única respuesta es más violencia y más muerte.¿Quieren violencia, quieren muerte? Desarrollemos juegos absolutamente inmersivos y realistas que satisfagan esa supuesta necesidad, si fuese cierto, pero es imperioso que entendamos que ir contra la naturaleza es ir en contra de las verdaderas leyes y derechos que es necesario que comencemos a cumplirlas.

Todos los comportamientos aberrantes que vemos todos los días, son generados o bien por el contexto, la educación, las experiencias vividas; o bien por una cuestión médica. Pero absolutamente todos aprobamos el condenarlos, a quitarlos del sistema. Creemos que es más fácil echarle la culpa a la realidad del que llevó a cabo el hecho, que a condenar al inculpado. ¿Es realmente más fácil responsabilizar al contexto, a su realidad; en vez de responsabilizar al culpable? Condenarlos significa unicamente analizar y estudiar el hecho que se llevó a cabo, nada más que eso. En cambio poner en estudio y análisis el contexto, sus experiencias, su realidad, su educación, etc. requiere un estudio mucho mas profundo y que pone en juego no sólo al que llevó a cabo esa conducta aberrante, sino a todo el sistema que todos apoyamos a sostener, que tomamos como verdad inalterable. Somos todos en cierta medida cómplices, al menos cómplices indirectos y mayormente inconcientes. Trabajar para reducir los comportamientos aberrantes que se generan, no se trata de escribir leyes artificiales cada vez mas privativas, duras y severas que castigan unicamente al responsable. Esto jamás nos trajo ni nos traerá soluciones, son sólo parches temporales, no hacen absolutamente nada por evitarlas. La mayoría de los psiquiátras que se han detenido a estudiar a las personas mas violentas, atroces y sádicas, interesándose por investigar sus vidas, descubren que usualmente tienen experiencias que sobrepasan el sadismo, la perversión y la violencia que ellos han generado. ¿Cómo pretendemos que alguien valore la vida de los demás si el mundo está lleno de ejemplos dónde la vida carece de sentido? ¿Donde ni siquiera aquellos que supuestamente tienen la responsabilidad de asegurarse que eso suceda se preocupan por esto, justificando guerras, violencia y muerte. En todo caso, si descubrimos verdaderamente que existen comportamientos aberrantes sin justificación (cosa que con los sistemas artificiales y contexto actual es imposible), simplemente serían problemas médicos a resolver, no legales, ni éticos, ni morales.


La verdadera libertad:

Isaiah Berlín, un pensador liberal, allá por el año 1958 publicó uno de sus artículos más influyentes. En ese artículo él exponía dos conceptos de libertad que obviamente están estrechamente vinculados: la “Libertad positiva” y “La libertad negativa”. Para resumir muy brevemente, la Libertad positiva es “lo que se puede hacer” y la Libertad negativa todo “lo que quiero hacer”. Lamentablemente, esos conceptos siempre se han utilizado dentro de las estructuras ya establecidas (artificiales, parciales, subjetivas, ideológicas y, sobre todo, imperfectas).
La Libertad positiva para funcionar, presupone uniformidad de todos y cada uno de los integrantes de una sociedad, para que acepten los límites de esa libertad. El patriotismo, las leyes del hombre, el fanatismo, valores morales, las instituciones religiosas etc. son las únicas herramientas que el hombre ha utilizado para intentar unificar e igualar a los seres humanos, y así, justamente establecer los límites de esa libertad (que como vimos jamás funcionarán por ser justamente idealistas y utópicos, puesto que es imposible conseguir uniformidad en toda la raza humana e inevitablemente nos conduce a los conflictos). Generalmente es la que ha justificado régimenes sumamente represores y autoritarios y es la que ha desencadenado revoluciones sangrientas y violentas.
La libertad negativa es la fuerza motora mas fuerte del ser humano e imposible de controlar completamente, es aquella que suele cuestionar y reaccionar ante la Libertad positiva. Es la que se utiliza como excusa y justificación para la violencia, el egoismo, la competencia, la guerra. Justamente este concepto es el que se ha implementado en la economía (la economía de libre mercado) y de ahí su amplia aceptación y popularidad. Pero que justamente al estar estrechamente ligada a las reglas y leyes artificiales (por ende dentro de una Libertad positiva artificial), generan caos, desigualdad y corrupción desenfrenada; lo que lleva inevitablemente a reducir, controlar, regular, y reprimir cada vez más la libertad negativa; llevándonos irremediablemente a una Libertad positiva estrecha, pequeña y sumamente limitada que conlleva siempre al conflicto. A esto hay que sumarle el conflicto que genera que estas libertades no son iguales para todos debido a la estratificación de la sociedad (promovida una vez más por las leyes del hombre), por lo que inevitablemente también nos traen conflicto tanto para los beneficiados, como para los desfavorecidos.
Ahora bien, este camino sin salida, esta supuesta paradoja que parece no tener solución, pocas veces se ha analizado seriamente.

Ambos conceptos de libertad tienen límites que nadie ha impuesto, son los límites de las leyes naturales. La libertad positiva tiene relación con el entorno, lo que nos sustenta, a lo que podemos tener acceso y la libertad negativa simplemente se tiene que poner en sintonía con la libertad positiva, por ende, con las leyes naturales. Si para una persona, su libertad incluye la competencia, si es un deseo incontrolable, entonces construyamos juegos que den esa posibilidad, pero que sea una elección, no una obligación, que no dependa la vida de ellos (de uno, de pocos, de muchos o de todos). Encaminémonos para asegurar la vida, el acceso a las necesidades y los deseos de todos. Si hacemos esto, los conflictos se transforman en diversión, en algo sumamente positivo, como exactamente hacen los deportistas.

Tenemos una herramienta maravillosa para aumentar la libertad positiva a niveles que ni siquiera nos imaginamos, que no controla, sino que nos expande los límites, que no nos obliga, sino que nos da la libertad de elegir verdaderamente, que no nos conduce, sino que nos da opciones. Esto no es ni mas ni menos que la tecnología. La ciencia aplicada (que es la manera de usar las leyes naturales de la manera mas efectiva, práctica y beneficiosa posible) nos expanden nuestras libertades. Incluso aquellos que rehusan de la tecnología, que no la quieren, tienen la opción de hacerlo, no existe la obligación en la tecnología, sólo opciones. La tecnología no tiene identidad propia, no tiene ideologías, no tiene preferencias, ni compite, ni controla, ni destruye. El hombre es el que destruye, controla, compite, usando la tecnología. Es el que la limita por los intereses dados en estructuras ficticias y arbitrárias.
Un político, una empresa, una corporación, un gobierno, hoy puede decidir qué se contruye y qué no, pero definitivamente ninguno de aquellos que toman las decisiones (con apoyo de la mayoría o sin él) saben realmente cómo construirlo, de que manera es la mas eficiente y generalmente sólo la construyen para que estén disponibles para algunos, no para todos.

Si existe una manera mas eficiente, mas duradera, de contruir un sistema de purificación de agua no existe ninguna desición para tomar, todos estarían contentos de tener acceso a ella, o en ultima instancia, de poder acceder a ella si quieren. Entonces, tener intermediarios entre la tecnología que nos hace nuestra vida mejor, mas libre, mas sana, es absolutamente innecesario y terriblemente perjudicial.
La creencia nosciva de asumir que la tecnología nos deshumaniza no tiene fundamentos desde ninguna perspectiva. O mínimamente es un argumento hipócrita, puesto que en la actualidad todos disfrutan de sus celulares, del agua potable que circula por sus casas, de la enegría eléctrica, del televisor, y de miles de objetos tecnológicos. La deshumanización es lo que vivimos hoy en día, el caos que generan las leyes arbitrarias, parciales, injustas, limitadas. Basta con mirar cualquier noticiero con cualquier orientación ideológica para evidenciarlo. La educación de hoy en día es la herramienta mas deshumanizadora que existe, nos enseñan a ser autómatas durante toda nuestra vida, nos dedicamos a tareas repetitivas para intentar subsistir, tareas que fácilmente se sustituyen con tecnologías que permiten mas eficiencia y mejores resultados. El uso de la tecnología no es una obligación, es una opción. Es la fuerza y la herramienta mas liberadora que tenemos. Es la que nos permite lentamente acceder y a cumplir nuestros sueños.
Mas maravilloso aún, es el hecho de que la tecnología y la ciencia aplicada detrás de ella no es perfecta, lejos está de serlo; pero se reconoce así misma como imperfecta y constantemente se la mejora, se expande, evoluciona y no tiene nada que ver con las ideologías y creencias de los seres humanos, por lo que no va en contra de nadie. En todo caso, todo avance tecnológico que conspire contra una creencia, simplemente constituye una opción más, no una obligación.

Es nuestro trabajo y nuestra obligación que las opciones estén disponibles para todos, que todos puedan verdaderamente elegir utilizarla o no, que no se le limite o restrinja el acceso a nadie de ninguna manera.


La verdadera economía:

Desde el inicio de la era espacial hemos tenido la posibilidad de contemplar y admirar esa bola azul que nos sostiene. Ese pedazo de roca suspendido en el espacio es lo unico que nos mantiene, que nos sustenta, que posibilita nuestra existencia.
Tenemos una cantidad ya determinada de recursos para sustentarnos, un catálogo finito de materiales. Pese al que le pese, las leyes que regulan este hogar global existen y están en un frágil equilibrio. Es imperioso y fundamental que comencemos a respetarlas si no queremos que los problemas y las consecuencias de nuestra irresponsabilidad lleguen a un punto en que nos sea imposible revertirlas. Muchos pueden llegar a negar la existencia de dichas consecuencias, pero las evidencias están ahí para cualquiera que se moleste en analizarlas. Todos los organismos, forman parte de ese equilibrio, no estamos solos en nuestro planeta y no sólo eso, dependemos de todos los demás organismos para que nosotros podamos seguir existiendo, puesto que formamos parte de ese equilibrio.
Esta conclusión no es una creencia o visión hippie, new age, ecologista o de cualquier manera que quieran catalogarla, es una realidad demostrada por gente muchísimo más capacitada que cualquiera que le ponga etiqueta o la cuestione. Y como hemos visto, pueden tranquilamente seguir etiquetando las cosas como quieran, pero eso no modifica absolutamente nada, “la realidad es”, después le podemos dar el valor y la etiqueta que queramos, pero eso por sí solo, no hace absolutamente nada por la realidad y las leyes que la gobiernan.

No es posible seguir sosteniendo, propiciando y alimentando una economía artificial y ficticia que va en contra de esto. Es una irresponsabilidad que nos afecta a todos, incluso a aquellos con mayor poder dentro de este juego artificial. Tarde o temprano, a todos nos va a golpear en la cara las consecuencias y no habrá ningún poderoso multimillonario, ningún gobierno o país super poderoso, ni siquiera toda la humindad por fin unida, absolutamente nadie, que pueda revertirlo cuando eso finalmente pase.
El punto de no retorno, ampliamente estudiado por prestigiosos científicos, está cada vez mas cerca. Por más que muchos lo nieguen, e incluso si estos estudios llegasen a ser falsos, no tardaremos en alcanzarlo si seguimos sosteniendo y propiciando estos juegos irresponsables. No es una idea fatalista, ni nada parecido: es investigación. En todo caso, aquellos que se rían de esta posibilidad, que aseguren que esto no es así, en vez de hablar y cuestionar estos datos, podrían dedicarse a aprender, a conocer, investigar y estudiar las leyes que regulan la biomasa y los ecosistemas para poder mostrar evidencias que lo desmientan. Sin eso, lamentablemente para ellos, deben asumir lo que otros expertos dicen o correrse a un costado, seguir jugando a los jueguitos y dejar trabajar a la gente verdaderamente responsable
Una economía verdaderamente sustentable no puede estar ajena y ciega a esta realidad. Los límites económicos ya están dados y lo único que nos permite ampliarlos son las tecnologías. Pero la tecnología usada inteligentemente, responsablemente, considerando el impacto que genera en este equilibrio frágil, esforzándose por evitarlo sin restricciones y no porque sirvan a intereses que están dados unicamente en estos juegos tan irresponsables que hemos creado. Sigamos jugando si ese es el deseo, pero mientras tanto, dejemosle lugar a la gente que tenga verdaderamente las herramientas para trabajar.

Hoy por hoy (no mañana, ni en un futuro cercano, sino exactamente hoy) si no hubiese absolutamente ningún impedimento monetario y si esto no fuese un verdadero problema dentro de este sistema artificial; no existiría ninguna fábrica que no esté absolutamente automatizada, produciendo las 24 horas del día, los 365 días del año. Todos los trabajos de extracción de recursos y producción de artículos e incluso muchísimos otros, hoy podrían estar absolutamente automatizados practicamente sin intervención humana, salvo para tareas de inspección. Y aunque esto todavía no se implemente por ser tecnologías, todavía, monetariamente restrictivas; el mismo sistema fallido promueve y lleva inexorablemente a que vaya sucediendo cada vez con mayor velocidad. El famoso desempleo tecnológico.

No existe solución dentro de este sistema. Ningún parche, ninguna modificación a estas reglas puede solucionar verdaderamente y sostenidamente todos y cada uno de los problemas que surgen a partir de este sistema. Se podrán establecer leyes más severas y restrictivas medioambientales, leyes antimonopolios, o todas las leyes que se les ocurran para intentar regularlo, pero el mismo sistema de premios y castigos generará siempre corrupción, siempre conflicto, siempre competencia y siempre la necesidad de obtener el mayor beneficio a cualquier precio. Pero no hay que confundirse, no importa cuán “malas” sean las personas que controlan esta economía artificial, que inmorales, que despreciables, o todas las etiquetas que le quieran poner. Ellos están en un juego y buscan ser los mejores. Y dado que ganar o ser mejor en este juego, justamente te permite mayor libertad tanto positiva como negativa, es una respuesta razonable y natural para ellos. Lamentablemente todos asumimos que ese juego es el unico posible, cosa que es una falacia tan popularizada que está asumida como verdad incuestionable.

Sustituir el trabajo por tecnología es inevitable. La tecnología tiene la capacidad de ofrecer muchísima mas eficiencia, mas velocidad, mas fuerza, mas precisión que cualquier ser humano. No necesita descansar, no necesita dormir, no exige beneficios, no se queja. Hay un concepto equivocado de que la tecnología nos esclaviza, que vamos a terminar esclavos de nuestra tecnología. Esos conceptos de ciencia-ficción infundamentados que muchos temen y que tan lejos están de la realidad (y una realidad que nadie ha comprobado). Es justamente lo contrario, es nuestro único y verdadero esclavo. Nosotros ordenamos lo que tienen que hacer y nos liberan de hacerlo. Hacen todo lo que nosotros no queremos hacer, lo que nos resulta mas pesado, mas repetitivo, mas tedioso, mas dificil; y por si esto fuera poco, nos da la posibilidad de utilizarla o no, cuando queremos. La calculadora no nos impidió que aprendiésemos matemáticas, el celular de hablar personalmente con alguien, el auto de caminar, etc. Nos ofrece alternativas, nos simplifican aquello que nos resulta forzoso o innecesario y nos expanden nuestra libertad positiva y negativa.

Es hora de verdaderamente comenzar a utilizar la palabra “economía”, optimizar los procesos, utilizar la tecnología eficientemente, fabricar de manera que el desperdicio sea el mínimo posible, de que todo desperdicio o bien pueda reciclarse o bien se procese para evitar la contaminación. Es la única manera de hacer economía, no hay distintas visiones u otros sistemas ficticios y arbitrarios que no son mas que jueguitos que ponen en riesgo la vida de nosotros y de todo el ecosistema. La disponibilidad y las existencias de los recursos están ahí. Las técnicas y las tecnologías ya existen. Es hora de ponerse a trabajar en serio.
Los problemas para que toda la gente tenga acceso a todo lo que quiere y necesita no son políticos, no son ideológicos, son técnicos. No hay que esperar a decisiones arbitrarias, hay que trabajar y solucionar los problemas, para que todos puedan acceder y elegir.
Las infraestructuras, las rutas de distribución, las redes eléctricas, de agua potable. Todo es técnico.
La única decisión como humanidad que tenemos que tomar, simplemente es querer comenzar a solucionar verdaderamente los problemas. No hay siete mil millones de maneras de solucionarlos, hay una sola y esa siempre es “la mejor manera”. Todos los problemas técnicos se deben encarar en estudios interdisciplinarios y holísticos, es irresponsable simplemente tapar agujeros. Hay que comenzar desde la raiz de los problemas, así eventualmente, iremos solucionando todos y cada de los problemas a los que todos y cada uno nos enfrentamos. Hagamos estudios globales que determinen la mejor manera que esto sea posible y hagamos sondeos individuales para entender que es lo que cada uno necesita.

No es magia y definitivamente no es de un día para el otro. Es una responsabilidad y un trabajo que es posible. Tomemos la situación actual como piso para así asegurarnos que nadie pierda nada en el proceso, respetemos los niveles de vida individuales para asegurarnos que no exista el conflicto y que nadie tenga miedo a perder.

Dejemos los debates filosóficos, ideológicos, políticos, religiosos para el marco del intelecto. Sigamos fomentando, si quieren, esos pensamientos e incluso usémoslos para proponer ideas (de manera abierta para que puedan ser estudiados por los expertos), pero dejen trabajar a los saben resolver problemas y aseguremos que tengan acceso a las herramientas y a los recursos necesarios, que nada tienen que ver con recursos monetarios o con los juegos del hombre.

No hay una manera comunista de construir un avión, no hay una manera democrática de edificar una casa. Hay técnica y ciencia aplicada.
Usemos como ejemplo los proyectos de Open Source, donde todos los expertos que quieran estudiar y comprobar las soluciones tengan la capacidad de hacerlo, e inclusive que cualquier ciudadano pueda verlo. Seamos transparentes y responsables de una vez por todas. La humanidad tiene que madurar si queremos seguir existiendo.

Superando conflictos


Si analizamos detenidamente la entrada anterior hay algo que queda claro: El conflicto está únicamente dado porque hemos estructurado siempre nuestras sociedades en base a visiones subjetivas del mundo y que inevitablemente encuentran oposición en aquellos con una visión diferente y por los que quedan fuera de ellas, se da por la forma que estamos acostumbrados a relacionarnos entre nosotros y se da por el miedo.
Cualquiera de las siete mil millones de personas, con su visión parcial del mundo, con sus ideologías, sus creencias, sus objetivos, sus ambiciones, etc. que analice esta teoría seriamente, se daría cuenta que no puede existir una solución definitiva a todos los conflictos y problemas a los que se enfrentan cada uno de ellos, en tanto y en cuanto sigamos estructurando a la sociedad mediante la forma de pensar de unos pocos, de la mayoría o de uno solo. Simplemente continuando de esta manera, nadie de todos los que somos en este mundo conseguirá lo que quiere, sea esto lo que sea.

Pero analizando también esta teoría, queda en evidencia que la única dirección posible que tenemos para que eventualmente los problemas se reduzcan cada vez mas es trabajar buscando la objetividad como arma principal, para tener la capacidad de buscar las soluciones a los problemas individuales y que le permita lograr sus metas.
No hay que confundirse, buscar objetividad no significa renunciar a la subjetividad. Como quedó explicado antes, la subjetividad moldea nuestra manera individual de ver y percibir al mundo y contribuye enormemente a plantear nuevas propuestas, nuevas ideas. Pero no necesariamente nos asegura conocer cada una de las leyes que lo regulan. Tenemos que reconocer que es imposible saber si esas ideas, esas propuestas, son la mejor opción sin antes comprobarlas y demostrarlas con pruebas que sean evidentes para el resto y que otros puedan tener acceso a ellas para comprobarlas independientemente. Tenemos la herramienta mas poderosa para lograr la objetividad y así evitar los conflictos, no es ni mas ni menos que el Método Científico.
Lo más irónico de todo esto, es que practicamente todos los inventos, avances y herramientas que nos hicieron posible una vida mejor, mas cómoda, mas libre; desde hace ya hace siglos usan esta forma de resolver problemas. ¿Cómo es posible que tengamos miedo de usarlo para beneficiar todos los aspectos de nuestra vida?
Contrariamente a lo que se cree, es que buscando estructurar el mundo de manera lo mas objetiva posible, nos permitiría tener verdadera libertad para alimentar nuestras individualidades y nuestras subjetividades, para profundizarlas, para expandirlas.

Actualmente si miramos la humanidad de manera amplia sin caer en las verdades artificiales en las que estamos inmersos, fácilmente podremos reconocer que todos nuestros verdaderos problemas son técnicos, no ideológicos ni políticos. De qué sirve intentar solucionar los problemas observando únicamente las estructuras implementadas décadas o siglos atrás que evidentemente nunca nos han permitido solucionar todos nuestros problemas de manera sostenida. Es hora de comenzar a trabajar, dejar esta adolescencia irresponsable, es hora de madurar y torcer nuestro timón si queremos comenzar a solucionar nuestros problemas.

viernes, 22 de junio de 2012

La teoría del no conflicto



Toda la vida sobre la tierra está en cierta medida involucrada en situaciones adversas de distinta índole. Las inclemencias de la naturaleza, las catástrofes naturales, la lucha por la supervivencia, etc. El ser humano, obviamente no es la excepción a esta regla, pero incluso estas situaciones en las que inevitablemente está inmerso, aumentan y se complican de manera exponencial cuando contemplamos que el ser humano tiene una visión y percepción del mundo que es única para cada individuo. Hay tantas verdades como personas hay en el mundo, por lo que cualquier tarea por evitar o solucionar los problemas, parecería imposible ya que debemos sumarles los conflictos que estas percepciones generan entre la humanidad. Los conflictos son exclusividad del ser humano y están directamente relacionados con la subjetividad y las percepciones individuales, con sus deseos, con sus principios, con sus objetivos, con sus realidades.

Es evidente que el ser humano está en conflicto constante desde siempre. Ahora, realmente considerar que esa característica es insuperable (con las consecuencias que esto trae en perder las esperanzas y la fé en el hombre, impidiendo o limitando nuestra capacidad para desarrollar verdaderas y duraderas soluciones a esos conflictos) es otra de las falacias en las que estamos inmersos, aunque nuestro conocimiento empírico nos parezca indicar lo contrario.
Los conflictos del hombre son evidentemente problemas y los problemas, no necesariamente conflictos.
Descartando entonces todos aquellos problemas que no generan conflicto, ya que serían aquellos que nadie evitaría solucionar, detengamonos un momento en los conflictos propiamente dichos, que evidentemente existen.

Podríamos diferenciar tres grandes conjuntos de conflictos en el ser humano, que están absolutamente relacionados entre sí: El “conflicto del hombre con el entorno”, “el conflicto del hombre con el hombre” y “el conflicto interno”.

Nuestro conflicto con el entorno:
Las leyes naturales, tengamos conciencia de ellas o no, existen mas allá de nosotros y son universales. Podemos darle el valor y el significado que queramos (de hecho, es algo que hace el ser humano constantemente y se relaciona con la percepción que cada individuo tiene del mundo), pero son leyes que están dadas y que de ellas depende el funcionamiento de los organismos y la naturaleza, no tiene importancia el valor que éstas tengan para un individuo, las leyes existen.
La universalidad de estas leyes, las conozcamos o no, son exactamente las mismas para cada ser humano, de ahí obviamente el carácter universal de esas leyes. Nos guste o no, estamos todos sujetos a esas leyes.

El conflicto con el entorno natural en realidad no existe, puesto que, debido al carácter universal de las leyes naturales que en verdad lo rigen, serían unicamente problemáticas a resolver que son comunes a todos los seres humanos y no conflictos. El conflicto comienza a aparecer en la medida que el entorno se empieza a mezclar con las leyes y las estructuras que el ser humano ha creado. Desde luego, al ser seres sociales, hemos necesitado a lo largo de la historia, elementos que regulen los comportamientos para intentar lograr cierta convivencia, pero estos, a diferencia de las leyes naturales, son estructuras artificiales que han cambiado a lo largo de toda la historia de la humanidad y, sobre todo, debido a su carácter artificial, indefectiblemente en algún momento entran en conflicto con las necesidades, los intereses, deseos o libertades de otros. Uno de los mayores errores que se cometen al intentar solucionar dichas leyes y estructuras creadas por el hombre, está en analizar su funcionalidad de acuerdo a la percepción que tiene la mayoría sobre ellas (esto desde luego, en el mejor de los casos), ya que inevitablemente se cae en una falacia: el argumentum ad populum. Como no pueden ser universales ya que siempre parten de percepciones limitadas y subjetivas, éstas siempre generan, han generado y generarán conflictos.

Entonces, y puesto que el verdadero conflicto que se genera entonces con el entorno, está generado en realidad por el conflicto con el hombre (o sus leyes y estructuras, pero que han surgido de la creación del hombre) y no con el entorno natural y las leyes que lo rigen (ya que estas como vimos son comunes a todos los seres humanos), el conflicto con el entorno no existe, sólo son problemas que todos necesitamos solucionar. El conflicto entonces, parecería ser generado desde nuestro segundo punto de análisis.

Nuestro conflicto con el hombre:
La humanidad, es una suma de individuos y el conflicto parecería inevitable. Uno de los mayores problemas para intentar solucionar los conflictos que generan las individualidades (donde también entra la libertad de pensamiento y la libertad de acción) es que usualmente no se hace otra cosa mas que atacarlas; obligando o forzando conductas para unificar la manera que cada uno tiene de ver al mundo y para regular su comportamiento. Y esto no sólo no nos lleva a ninguna solución definitiva y sostenida, sino que es la peor y mas perjudicial manera de encararlo. La individualidad es nuestra identificación, nuestra distinción; es tan importante como las huellas digitales o nuestro genoma, lo que nos hace únicos; es un derecho fundamental, tanto como el derecho que tenemos todos a la vida y por sobre todas las cosas es una necesidad imprescindible. Lamentablemente hemos transformado casi todas nuestras relaciones interpersonales (sobre todo con aquellas personas que no tenemos posibilidad de comprender porque ignoramos su contexto, sus conflictos, sus experiencias; y mas triste aún, mayormente ni nos interesa comprenderlas) en una especie de juego, un juego en el que cada uno asume su visión como cierta. Es una especie de pulseada intelectual donde queremos demostrar al otro cuán fuerte somos. Esto está agravado, para colmo, porque generalmente uno se cree con derecho de juzgar y condenar al otro. Pero juzgar a otra persona desde la realidad de que cada uno tiene una visión parcial y limitada del mundo sin preocuparse por entender el contexto y la realidad a la que el otro está inmerso, es un grave síntoma de una de las mayores enfermedades de la historia de la humanidad.

Cualquiera que intente imponer su visión o su percepción del mundo frente a otros, sea de la manera que sea, generará tarde o temprano conflictos.
Existen hoy, quizás muchísimas maneras de imponer idiologías, de convencimiento, de manipulación; algunas mas evidentes que otras. Pero no existe absolutamente ninguna manera de conseguir homogeneidad en la raza humana desde visiones subjetivas. Cualquier intento por subyugar, controlar, manipular, puede que sea efectivo un tiempo, pero nunca lo será indefinidamente y desde luego, nunca lo será para todo el mundo. La individualidad son leyes que construye cada uno, es algo que forma parte de nosotros y de nuestra naturaleza, es el universo individual al que jamás nadie puede acceder si no queremos permitirlo.

Entonces el problema del conflicto con el hombre está dado simplemente por la manera que tenemos de relacionarnos con otros, pero no es un conflicto en sí mismo porque todos necesitamos y tenemos derecho a todo lo que necesitamos y podemos obtener, a nuestra individualidad y a nuestra libertad. Si todos queremos y debemos obtener lo mismo, no existe absolutamente ningún conflicto, son solamente problemáticas a resolver.

Podríamos pensar entonces que el conflicto viene dado por el miedo a perder la integridad, a perder el estátus, a perder los logros obtenidos, o cualquier conflicto interno que se pueda alimentar o generar de sus relaciones con los demás individuos. Esto entonces nos lleva a nuestro tercer punto.

El conflicto interno:
Como vimos, existen siete mil millones de individuos en el planeta. Siete mil millones de formas de ver el mundo. Cada uno con sus deseos, aspiraciones, necesidades, metas, creencias, ideologías, valores, conocimientos y un sin fin de etcéteras...
El conflicto interno está dado cuando la realidad en la que estamos inmersos nos impiden o van en contra de todas esas cosas que cada uno quiere y necesita. Pero no es un conflicto entre uno mismo, sino que está relacionado con el entorno (repleto de leyes artificiales y arbitrárias) y las relaciones con las demás personas. Mientras uno tenga la posibilidad de cubrir y obtener todas esas cosas que necesita para alimentar su individualismo, si tiene la libertad de poder acceder a ellas, si no necesita ir en contra de nadie para obtenerlas, el conflicto jamás aparece.

Un poderoso multimillonario no consideraría nunca el apoyar un cambio que él cree afectaría su posición, pero no es mas que el miedo a perder. Lo mismo un político o cualquiera que goze con ciertos privilegios dentro de la estructura social establecida. Pero esto es normal y natural, no tiene nada que ver con el valor que otros le puedan dar o el juicio que cada uno haga sobre eso, nadie quiere perder lo que ha ganado. A un deportista acostumbrado a competir, nunca le gusta perder, podrá aprender a perderle el miedo, pero jamás le va a resultar reconfortante, por lo tanto también es algo que compartimos todos los seres humanos y esto entonces no es un conflicto.
A fin de cuenta, los miedos no son mas que conflictos generados por la relación y percepción que tenemos también del entorno, de nuestra relación con él y con los que están en él. Si todos tuviesen la oportunidad de no perder absolutamente nada, el conflicto no existiría.

Conclusion:
Seguir perdiendo el tiempo en analizar o atacar ideologías, puntos de vista o mismo las estructuras que actualmente nos regulan que todas son visiones limitadas, artificiales y subjetivas no nos lleva a ningún lado. Es hora de comenzar a solucionar los verdaderos problemas y no a intentar tapar o emparchar estas leyes artificiales que inevitablemente nos conducen a los conflictos.
Si por una vez nos olvidásemos de los conflictos y realmente trabajáramos en la solución de los verdaderos problemas de la humanidad, desde una visión global y unificadora, atendiendo las necesidades y deseos individuales, lentamente se construiría un mundo donde todos ganen y nadie pierda.

La única dirección posible


Si nos detenemos a mirar atentamente el mundo que nos rodea, cualquiera de nosotros, sin importar creencias, ideologías, status social, contexto, o cualquier realidad en la que cada uno se encuentre, nos vemos envueltos y rodeados inevitablemente por problemas y conflictos que parecerían no tener solución.
Aquellos que se han acostumbrado a esta realidad, asumen que no existe solución alguna y entonces la aceptan y se dedican a competir para sobrevivir en el mundo.
Aquellos que quieren soluciones, se dedican a intentar transformar la conciencia del ser humano, a intentar imponer visiones unificadoras, a proponer utopías y muchas veces, demostrar con el ejemplo que otra realidad es posible.
De cualquier manera, cualquiera de las dos posturas, jamás nos han traído (ni nos traerán) soluciones definitivas.
Aquellos que unicamente se dedican a competir en este mundo, intentan solucionar sus conflictos y miedos personales buscando subir lo mas alto posible en la estructura social, justificando a cualquier precio su fin tan preciado, teniendo la certeza que cuánto mas alto se está en esta artificial cadena alimenticia social, mas libertad y tranquilidad podrá conseguir. Esto, desde luego, tiene algo de cierto, pero inevitablemente significa ir en contra de muchos otros, por lo que el conflicto es inevitable. Cuánto mas alto están, mas miedos aparecen y mas violencia generan en otros.
Aquellos que buscan la manera de solucionar los problemas de la humanidad, lamentablemente caen en el error de querer imponer sus ideas, por lo que siempre generan conflictos con aquellos que no las comparten. El error mas grande que yo veo en ellos es el pretender una conciencia unificadora en toda la humanidad, olvidándose de las individualidades, muchas veces pasándo por encima de ellas, sin considerar que nunca todos podremos pensar de la misma manera e incluso sin considerar la importancia que tiene el que no todos pensemos de la misma manera, con la riqueza y la maravilla que eso significa.

Absolutamente todos los seres humanos tenemos una visión y una percepción acotada del mundo. El conocimiento empírico de cada uno está absolutamente determinado por nuestro conocimiento, nuestras experiencias, nuestro contexto, nuestra observación, las herramientas a las que tenemos acceso y todas nuestras conclusiones las basamos en ésto. Y dado que nadie puede conocer todo, ni de experimentar todo, ni de conocer todos los contextos, ni observar todo; siempre nuestras conclusiones son de alguna manera, falacias.
Podemos jugar y competir a ver quién tiene razón. Convencer, manipular, discutir, subyugar o lo que se les ocurra para intentar que otra persona piense como uno, pero el mundo no se altera con esto, el mundo "es".

Lamentablemente la educación en el mundo de hoy está muy alejada de la motivación hacia el pensamiento crítico. Nos enseñan a repetir, a aceptar y a no cuestionar las "verdades" que allí se enseñan. Aprendemos el concepto de autoridad y nos reprimen nuestra necesidad de cuestionarla.

Este blog, intentará en la medida de lo posible, demostrar que si cada una de las siete mil millones de personas que hay en el mundo, sin importar lo que crean, piensen, conozcan, sepan, deseen, quieran, etc; si se hacen las preguntas correctas, hay un sólo camino y una sola dirección posible, que está muy alejada de la dirección en la que el mundo se mueve hoy. Nadie tiene que perder nada, nadie tiene que convencer a nadie, nadie tiene que pelear con nadie, solo hay que torcer el barco. Y así, cada uno, de a poco iremos ganando mucho más.